Elogio de Mariano Rajoy

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Hoy me siento optimista, no se trata de un optimismo buenista sino de un optimismo razonado. En el ecuador de la legislatura del gobierno de Mariano Rajoy se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío; pensar que ya han pasado dos años de gobierno o que quedan otros dos; que dos años pasan muy rápido o que en dos años pueden ocurrir muchas cosas. Todo muy gallego.

Mariano Rajoy tomó el testigo del gobierno de un país al borde del abismo, ganó unas elecciones con los votos de una sociedad empobrecida, endeudada y sin confianza en su futuro. Hay un refrán que dice «con estos bueyes hay que arar», en este caso los bueyes estaban desnutridos, cojos y enfermos. Se podrían haber comprado nuevos bueyes: evitar rescates con dinero público, eliminar impuestos y dejar de subvencionar a empresarios y trabajadores. Pero eso nunca estuvo en los planes del aquí elogiado ni, seamos sinceros, en los de una mayoría de nuestros compatriotas. Por supuesto esto puede cambiar y, de hecho, cada vez son más las voces que se levantan desconfiando de los burócratas exigiendo ser responsables de sus decisiones. Incluso algunos no dejamos de hacerlo una y otra vez.

La sociedad española es dependiente del poder -por costumbre, anhelo de seguridad o no sé muy bien por qué- y busca siempre que el político de turno solucione sus problemas. La Unión Europea es el marco perfecto para una sociedad así, impuestos altos, servicios públicos e interminables burocracias. El paraíso de todo funcionario. Hasta ahora habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades con servicios públicos y obras carísimas que no podíamos pagar por lo que nos tuvimos que endeudar. Seguimos endeudándonos, los servicios públicos ya no están tan sobredimensionados y… nos han subido los impuestos. La famosa consolidación fiscal no es otra cosa que soportar el mismo porcentaje de impuestos que pagan los austriacos y obtener a cambio la misma frecuencia de trenes que ellos tienen. Seamos realistas, ni las becas, ni las aceras, ni los polideportivos municipales se correspondían hasta ahora con los impuestos que se pagaban. Mariano Rajoy y el sheriff Montoro, consolidación fiscal mediante, han puesto orden en el desbarajuste para devolvernos al corazón de Europa, que al fin y al cabo era esto.

La prima de riesgo embridada y evitado el rescate, las primaveras calientes no han llegado a cuajar. El perroflautaje se ha ido desinflando y la gente común huye de semejantes aventuras bolivarizantes. Es la ventaja de una sociedad mansa, de esa a la que se le aconsejaba «no meterse en política» para evitar problemas, de «gente que solo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz». Los gobiernos hacen y deshacen bajo el auspicio de las mayorías silenciosas que tan solo quieren trabajar.

Las hembras de momento no faltan, la reforma laboral de Rajoy ha permitido que el empresario no tenga que casarse con el trabajador para contratarlo y en cuanto haya algo de crecimiento el paro descenderá. Y en cuanto a la paz… desde que se negoció con ETA no ha habido más atentados, el precio a pagar es ver como los asesinos pasean hoy libres por las calles. Pero tampoco deberíamos engañarnos, es lo que mucha gente quiere: la paz a cualquier precio. En esto Mariano Rajoy también ha sabido continuar la política (anti)terrorista de Zapatero.

A pesar de todo, la fuerza del capitalismo es capaz de aprovechar cualquier resquicio para salir adelante y enriquecernos de nuevo, individualmente y como sociedad. A pesar de las burocracias sinsentido, los impuestos confiscatorios o la corrupción, allí donde queda un pequeño margen para la libertad allí se encuentra un emprendedor capaz de aprovechar una oportunidad. El capitalismo es capaz de abrirse camino hasta en un mundo estatólatra como en el que vivimos, tan solo necesita seguridad jurídica, estabilidad y gente con ideas porque el mercado -nosotros- siempre está ahí, esperando cubrir sus necesidades. Sean de pan, iPads o tabaco de contrabando.

No es el mejor de los mundos pero es lo que la gente quiere; lo que piden una y otra vez en la calle es más gobierno, menos responsabilidad individual. Pues ya la vamos teniendo, Mariano Rajoy se está comportando como todo un hombre de Estado, un visionario capaz de adelantarse al viento de los tiempos y darnos lo que tan ansiadamente «exigimos». Enhorabuena a todos, y en especial a Mariano Rajoy.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Sanders dice:

    Yo creo que eres muy optimista.

    Esperate a que llegue Enero y vuelvan a subir los impuestos.

  2. meandmycircunstances dice:

    Yo tambien doy las gracias a ese liberticida de Rajoy por el descaro,le jeta,el morro….,con la que ayer mismo se volvieron a repartir el pocer judicial,evidenciando en directo,la nula separación de poderes que es algo que siempre hemos padecido.
    ¡Vivan las ca……!

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