Dolores Delgado, la nueva Margarita Nelken del PSOE

Ni 24 horas ha tardado el gobierno de Pedro Sánchez en paralizar la inscripción de niños españoles nacidos por gestación subrogada en otros países tras semanas de incertidumbre y desesperación. Y lo ha hecho de la peor manera posible. La propia ministra trifálica de (in)Justicia firmó de una orden ministerial para paralizar la inscripción de los niños españoles nacidos por gestación subrogada en los países donde es completamente legal. Este fin de semana, además, la señora Delgado salió a la palestra en los medios de comunicación para reconocer la autoría de semejante tropelía con una arrogancia y desdén que insulta a las familias que no pueden volver a España porque así lo ha decidido esta burócrata con poder. Política con un exceso de testosterona o de estrógenos, a saber, ella es la especialista en estas cuestiones.

Dolores Delgado, esa mujer con incontinencia verbal que es capaz de llamar maricón al juez Marlaska cuando se reúne con jueces prevaricadores y comisarios corruptos, pero tiene serias dificultades para hilar discursos coherentes, debería haber dimitido hace tiempo. Esta indigna ministra se ha entrometido en la vida de familias españolas que solo quieren tener hijos. Puede parecer algo extraño para quienes defienden con alegría el aborto como un derecho pero hay familias que desean tener hijos y no pueden, y para muchas de estas familias la gestación subrogada es su único recurso. Esta técnica de reproducción no es un capricho y es caro porque está prohibido en España. Estas familias -ricas o humildes- ahorran y se endeudan para traer vida, hijos que serán muy queridos por ser especialmente buscados tras años de pruebas médicas, intentos fallidos de inseminación o duras enfermedades que impiden a las mujeres gestar en su propio vientre a sus hijos. Estas familias necesitan, además de la técnica, la participación de otra mujer que, libremente, decide ayudarlas a traer esta nueva vida al mundo. Es difícil pensar en actos de tanta generosidad como los que confluyen en una gestación subrogada cuyo fin es, además, el del milagro de la vida. Es la felicidad en estado puro y lo que nos define como humanos y nos diferencia de las bestias.

Si bien en España la gestación por sustitución no es legal sí lo es en otros países. Perfectamente legal y con todas las garantías para todas las partes, así debe ser. Los niños nacidos por esta técnica de reproducción son, además, españoles de pleno derecho por ser hijos de padre o de madre españoles. El Tribunal de Derechos Humanos sentenció en dos ocasiones (Mennesson contra Francia y Labassee contra Francia) que estos niños debían ser inscritos en los registros nacionales de los países europeos y condenaba a Francia por violar el artículo 8 del Convenio Europeo de los Derechos Humanos. Cuando a los políticos se les llena la boca porque hay que ser muy europeos eso implica también aceptar estas jurisdicciones, gusten o no. De lo contrario, su europeísmo es pura palabrería sin contenido. Que algo no sea legal en España no implica que no pueda serlo en otro país, y al hacerlo en otro país no se vulnera ninguna ley igual que si nos fuéramos a los Estados Unidos, nos sacáramos el carné de conducir y nos pusiéramos a conducir un coche allí. Cuando las feministas defendían el aborto y no era legal en España muchas mujeres iban a Inglaterra a abortar, donde era perfectamente legal, sin que luego fueran perseguidas como sí lo están siendo las familias españolas por gestación subrogada. Ahora estamos comprobando que las amenazas de la ministra de Sanidad y Bienestar Malestar Social iban en serio. Otro caso extremo pero clarificador es el del barco que practica abortos en aguas internacionales, y que estas falsas feministas sí defienden.

Parece inexplicable que un país tan progresista socialmente como España, pionero por ejemplo en en el reconocimiento del matrimonio homosexual, se niegue ahora a permitir que las mujeres que así lo deseen voluntariamente puedan ayudar a otras familias a tener hijos porque la Izquierda considera que no son responsables para decidir por sí mismas. Tampoco debería extrañarnos. Recordemos que en el año 1931 cuando se debatió en las Cortes españolas el sufragio femenino dos diputadas izquierdistas defendieron fervientemente que las mujeres no pudieran votar en las elecciones generales. No solo votaron en contra sino que incluso una vez aprobado Margarita Nelken, diputada del PSOE, promovió que se aplazara el voto femenino. Dolores Delgado y María Luisa Carcedo no son más que nuevos eslabones que dan continuidad a esta oprobiosa historia del PSOE.

Llamarlas feministas es un insulto para las mujeres que han luchado a lo largo de la historia por su libertad e independencia. Aquello de “nosotras parimos, nosotras decidimos” era una farsa, un eslogan para disimular su pensamiento reaccionario que consiste en tratar a las mujeres como incapacitadas intelectuales sin libertad para decidir sobre su cuerpo, su futuro o cualquier otra consideración. Las mujeres deberían poder decidir libremente sin que asociaciones feministas no representativas pero bien subvencionadas se arroguen la capacidad de decidir por ellas.

Dolores Delgado debería dimitir, y si no quiere hacerlo debería ser cesada por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. De lo contrario, al mantenerla en el cargo ratifica cada una de sus políticas, sus palabras y su chulesca actitud. Y si no pasan ninguna de los dos cosas, el 28 de abril en las elecciones los españoles debemos votar contra este PSOE y este gobierno reaccionario que representa a la España más casposa y retrógrada, aquella que quiso impedir el sufragio femenino y aquella que pretende dejar desamparados a los niños españoles que han nacido por gestación subrogada.

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